¿Por qué nos deprime el cambio de estación?

El trastorno afectivo estacional puede aparecer tanto en invierno como en verano. Por qué ocurre y cómo se puede tratar.

Por Sarah Gibbens
Publicado 6 feb 2023, 08:43 GMT-3

Quienes padecen depresión estacional cumplen los criterios de la depresión clínica, pero ven cómo sus síntomas mejoran con el inicio de las estaciones más cálidas.

Fotografía de Photo Illustration by Chris Fertnig Getty Images

Cuando se trasladó de Sudáfrica a Nueva York (Estados Unidos), Norman Rosenthal se dio cuenta de que se sentía más deprimido en los fríos y cortos días de invierno de la ciudad que en su país natal.

"Era una enfermedad que se escondía a plena vista porque la gente decía 'así es como se siente todo el mundo en invierno'. No la consideraban tratable", señala Rosenthal, psiquiatra de la Facultad de Medicina de Georgetown (Estados Unidos).

En 1984 publicó el primer artículo en el que se daba un nombre científico a la tristeza invernal: el trastorno afectivo estacional (TAE), también llamado depresión estacional, un tipo de depresión provocada por los días oscuros del invierno.

Estudios posteriores han descubierto que esta forma de depresión varía según la geografía. Se cree que hasta el 3%  de la población general experimenta TAE, pero un estudio que Rosenthal publicó en 1990 encontró que la condición se volvió más frecuente en los EE. UU. en las latitudes del norte, con hasta el 10% de los residentes de New Hampshire reportando la condición.

Y, sorprendentemente, alrededor del 10%  de los pacientes que sufren de este trastorno tienen síntomas en el verano

No obstante, los expertos en salud mental sostienen que tanto en invierno como en verano existen soluciones para tratarlo.

Los científicos creen que los días más oscuros alteran el ritmo circadiano, lo que hace que algunas personas desarrollen síntomas de depresión.

Fotografía de Photo Illustration by Jennifer Lee Blanton Getty Images

Diferenciar entre mal y humor y depresión estacional

Es normal que el estado de ánimo fluctúe con las estaciones e incluso que la gente se sienta un poco más decaída en invierno, según afirman los expertos, pero quienes padecen TAE experimentan los síntomas de la depresión clínica.

"Son exactamente iguales", dice Kelly Rohan, psicóloga de la Universidad de Vermont especializada en este trastorno.

"Buscaríamos cosas como un estado de ánimo persistentemente triste. Pérdida de interés por las cosas. Cambios en el sueño. Cambios significativos en la alimentación o el apetito. Pérdida de energía. Fatiga. Dificultad para concentrarse", indica.

En la Clínica de Investigación de la Depresión Invernal de Yale, los síntomas más comunes de la depresión invernal son la hipersomnia (el deseo de dormir más de lo habitual) y el aumento del apetito, según Paul Desan, psiquiatra y director del lugar.

"Es como si el ser humano intentara hibernar", reconoce Desan.

La mayoría de las personas empiezan a experimentar síntomas en la edad adulta, pero el TAE puede aparecer en cualquier etapa de la vida. La afección también varía en función del sexo.

"Aproximadamente el triple de mujeres que de hombres padecen TAE por razones que no comprendemos", agrega el experto.

Aunque el TAE suele diagnosticarse cuando los pacientes cumplen los criterios de la depresión clínica, algunos no llegan a este diagnóstico oficial. En su lugar, se les diagnostica un "TAE subsindrómico", un trastorno más leve pero que no deja de ser molesto.

¿Por qué se produce la depresión invernal?

"Está bastante aceptado que el desencadenante es un fotoperiodo corto, es decir, el número de horas que transcurren desde el amanecer hasta el anochecer", dice Rohan. "Es el factor que mejor predice cuándo empiezan los síntomas".

Pero, ¿por qué, exactamente, menos luz diurna parece deprimir clínicamente a algunas personas?

"Ésa es la pregunta del millón", responde Rohan.

Una de las principales teorías es que el cambio en la luz del día altera la liberación de melatonina, una hormona que el cerebro libera cada noche para conciliar el sueño. El proceso forma parte de nuestro ritmo circadiano, nuestro reloj biológico innato que dicta cuándo dormimos y nos despertamos.

Nuestros relojes se activan con la luz de la mañana, pero como la luz del día disminuye en invierno, la melatonina puede liberarse más tarde y desaparecer más tarde, sugiere la teoría.

Esto significa que "el despertador puede sonar por la mañana, pero el cuerpo sigue en un estado biológico nocturno", detalla Rohan.

Las personas diagnosticadas de TAE pueden ser especialmente sensibles a los horarios que alteran su ritmo circadiano al empezar y terminar a horas extrañas, como el trabajo por turnos, añade.

Incluso teniendo en cuenta esta teoría, el especialista sostiene que todavía no está claro por qué la alteración del ritmo circadiano puede conducir a la depresión, en lugar de simplemente sentirse fatigado.

¿Qué ocurre con la depresión estival?

Rohan afirma que una minoría de personas que sufren TAE en invierno pueden volverse maníacas en verano, cuando aumenta el número de horas de luz estimulantes.

Pero hay otras personas que experimentan un fenómeno denominado TAE estival, es decir, cuando los síntomas de la depresión estacional aparecen solo en verano, quizás provocados por el calor y la humedad. 

En lugar de sentirse aletargados, los pacientes con TAE estival se sienten más a menudo irritables y agitados.

Los científicos están estudiando si el aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático puede perjudicar la salud mental. Un estudio de 2018 sobre el estado de ánimo expresado en las redes sociales descubrió que el lenguaje depresivo aumentaba con la temperatura.

¿Es el TAE una enfermedad real?

El TAE no está exento de escépticos. Un estudio publicado en 2008 analizó las tasas de depresión entre las poblaciones del norte de Noruega, donde no hay luz solar en absoluto durante dos meses de cada invierno, y no encontró ningún aumento estacional.

Otro estudio publicado en 2016 analizó una encuesta realizada en Estados Unidos a poco más de 30 000 personas. Cuando se les pidió que respondieran a preguntas relacionadas con la depresión, no hubo ningún pico discernible relacionado con la estación o la latitud.

Steven Lobello, psicólogo de la Universidad de Auburn en Montgomery, Alabama, no está convencido de que el TAE pueda considerarse un trastorno mental diagnosticable. Cree que los estudios previos realizados para medir los índices de TAE han sido demasiado sugestivos. En lugar de llamar a la gente durante el invierno y preguntarles si se sienten deprimidos, los estudios han preguntado a la gente si alguna vez se han sentido deprimidos durante el invierno, algo que muchas personas creen que hacen.

"Si haces preguntas a la gente de un modo que les permita conocer la naturaleza de lo que quieres decir, entonces no creo que estés haciendo nada más que medir esa creencia", afirma Lobello.

Sin embargo, Rohan afirma que es posible que estos estudios no detecten el trastorno porque es relativamente raro, ya que representa alrededor del 10% de las personas diagnosticadas con depresión clínica.

"Es como buscar una aguja en un pajar y no encontrar agujas y determinar que no existen", dice.

Utilizar la luz como terapia contra la depresión estacional

Para aquellos que piensan que pueden estar experimentando TAE, los expertos sugieren que un diagnóstico profesional es un primer paso crucial hacia el tratamiento.

"La gente debería evitar el autodiagnóstico", señala Rohan. "La depresión es un problema de salud mental grave, así que es mejor dejarlo en manos de profesionales capacitados".

Sentarse frente a una caja de luz brillante es uno de los tratamientos más comunes para el TAE. Los expertos revelan que la clave está en buscar cajas de luz que proporcionen una luz equivalente a 10 000 lux, una medida de luminosidad.

"10 000 lux es como estar al aire libre un día de verano en julio. Es mucha luz", compara Desan.

Hay que tener cuidado con el tamaño de la caja. Una caja de luz demasiado pequeña puede no proporcionar la cantidad adecuada de tratamiento lumínico. 

Los expertos recomiendan sentarse frente a las cajas de luz durante unos 30 minutos y normalmente a primera hora de la mañana, para ayudar a indicar al cuerpo que es hora de despertarse. Este tratamiento puede mejorar el estado de ánimo el mismo día que se utiliza. El único inconveniente de las cajas de luz, indica Rohan, es que solo funcionan el día que se utilizan, por lo que hay que usarlas a diario.

(Relacionado: Cómo la COVID-19 afectó a la salud mental en Latinoamérica)

Terapia de conversación y cambios en el estilo de vida

Un tratamiento que puede tener beneficios más duraderos es la terapia cognitivo-conductual (TCC), una forma de terapia verbal que Rohan respalda para tratar el TAE.

"Los pensamientos negativos tienden a generar emociones negativas, y lo que queremos es cambiarlos por pensamientos ligeramente menos negativos, más neutros", dice de la TCC. Por ejemplo, "Odio el invierno" podría cambiarse por "El invierno no es mi estación favorita, pero aún así encuentro cosas con las que disfrutar".

Encontrar aficiones en invierno también puede ayudar.

"Las personas con TAE suelen tener aficiones e intereses propios del verano: cultivar jardines, ir a la playa", explica. En lugar de hibernar bajo una manta, sugiere a esas personas que encuentren aficiones de interior con las que disfrutar: tejer, unirse a un club de lectura o ir al gimnasio.

Los cambios en el estilo de vida también pueden ser útiles para la salud mental, reflexiona Rosenthal. Hacer ejercicio, aprender a controlar el estrés o planear unas vacaciones soleadas durante el invierno pueden ayudar a mejorar el estado de ánimo, afirma.

Tanto si se recurre a la fototerapia como a la terapia conversacional, Rosenthal subraya que no hay razón para no buscar tratamiento de salud mental, aunque los síntomas solo se presenten durante unos pocos meses al año: "Hay muchísimas estrategias que las personas pueden utilizar y que les ayudarán a prosperar durante todo el año". 

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